"Panem et circenses"

Y entró en vigor la reforma laboral como entra vigorosamente un consolador tamaño “Nacho Vidal” por nuestros inocentes traseros. ¡Ah, mis camaradas! ¡Cuán fácil es patear culos ajenos! ¡Y ahora más que nunca!

Y tanto yo como todos sabemos que es necesario un cambio (qué coño uno… ¡UN PORRÓN!) en el sistema laboral, pero, ¿es este el camino? No sabía que abaratando el despido se ayudaba demasiado. Claro, se ayuda a los empresarios; grandes magnates en su cuna de oro macizo, amamantados por el estado al que cómicamente llamamos socialista. Pero, ¿no son ellos una minoría? ¿No buscamos ayudar a los trabajadores? Y lo que es más… logrando un acuerdo para que sea más fácil y menos costoso el despido, ¿no estamos tirando piedras en nuestro propio tejado?


Esta reforma ha llegado como un monstruo baboso e ilógico dispuesto a afectar a muchísimas personas… Personas que estaban viendo el estreno de “la roja” en Sudáfrica. ¡Mira que gracia! “Panem et circenses”, que diría Juvenal. No podemos presumir de cambios significativos desde el siglo I… ¿No es esto triste?